¿Cómo se diagnostican los trastornos de la voz?
El primer enfoque diagnóstico implica una investigación anamnésica precisa, para detectar los detalles relacionados con el trastorno vocal y la historia clínica del paciente, como:
- duración y seriedad del problema actual;
- síntomas actuales y asociados;
- historial médico relevante (incluidos medicamentos, alergias respiratorias, presencia o ausencia de enfermedades del tracto gastrointestinal, infecciones e intervenciones quirúrgicas previas);
- Hábitos de vida o profesionales en riesgo para el sistema respiratorio (contacto con irritantes inhalados, consumo de tabaco y alcohol).
Para una clasificación correcta del trastorno, el médico procederá a la inspección de la garganta para detectar áreas sospechosas: se invita al paciente a abrir la boca, sobresalir la lengua hacia afuera y pronunciar simultáneamente un sonido vocal prolongado. Este procedimiento le permite visualizar parte de la pared de la faringe y la región amigdalina.
El médico puede profundizar el examen de las estructuras que, debido a su ubicación anatómica, no son directamente visibles, utilizando técnicas y equipos específicos, establecidos sobre la base de la presentación clínica del trastorno de la voz. La exploración simple se puede realizar con un espejo rígido y circular, similar a un espejo dental, montado en un mango largo e insertado en la boca. La laringoscopia es un examen de la laringe que le permite ver la estructura de las cuerdas vocales y su movimiento durante la vibración. Para un examen más detallado, el médico puede usar un dispositivo óptico flexible (laringoscopio flexible). Otras pruebas pueden investigar la causa del problema de la voz (ejemplo: electromiografía laríngea para medir las corrientes eléctricas en los músculos de la laringe).
Algunas personas sufren de ronquera cada vez que tienen un resfriado común. En general, la alteración de la voz asociada no es grave y es temporal, es decir, tiende a resolverse dentro de aproximadamente dos semanas desde la resolución de la laringitis. Sin embargo, cuando los cambios repentinos e inexplicables en la voz persisten durante más de 2 o 3 semanas o interfieren con la capacidad normal de comunicarse, podrían ser un signo de un problema más grave. La misma consideración es válida en el caso de dolencias que parecen mejorar, solo para reaparecer. En estos casos, vale la pena hacer una cita con un otorrinolaringólogo (que se especializa en enfermedades o trastornos de los oídos, la nariz y la garganta) para una evaluación adicional y determinar la causa del problema con la voz.