Síntomas de la Disfonía:
Los trastornos de la voz pueden presentarse de diversas maneras, según el paciente y el problema subyacente. Además, las personas pueden verse afectadas de manera diferente por el mismo síntoma. Por ejemplo, un aspirante a cantante con un rango vocal ligeramente disminuido puede experimentar más molestias que un bibliotecario con el mismo problema.
Comúnmente, la ronquera se identifica con ronquera (voz ronca o seca), que a menudo aparece en asociación con enfermedades inflamatorias o más raramente cancerosas de la laringe.
De hecho, una voz alterada también puede ser:
- Totalmente ausente (afonía): puede caracterizar estados de agotamiento físico y mental severo, o ser una expresión de parálisis bilateral de músculos fonatorios, difteria laríngea o inhalación accidental de cuerpos extraños.
- Débil o fatigado (fonasthenia): trastorno de la voz caracterizado por una disminución y debilitamiento de la intensidad o por la interrupción de la nota, típica de los estados de cansancio del órgano vocal.
- Temblor o inestable: la voz se percibe como alterada en el tiempo por el tono y la calidad, similar a una vibración o un temblor. Este trastorno de la voz puede indicar daño neurológico o problemas musculares y puede estar asociado con una variedad de otras condiciones.
- Aspirados o susurrados: algunas personas experimentan una dificultad repentina para hacer ciertos sonidos o no pueden pronunciar bien las palabras durante una conversación («comes palabras»). Esto generalmente se debe a una alteración muscular en las cuerdas vocales que puede estar asociada con afecciones neurológicas.
La disfonía espasmódica es un trastorno de la voz particular caracterizado por movimientos involuntarios o espasmos de uno o más músculos de la laringe, que dificultan el habla, lo obligan, lo estrangulan o lo soplan.
En asociación con la disfonía, hay algunos síntomas que deben prestarse especial atención porque pueden indicar un problema grave:
- Ronquera persistente (más de 2 o 3 semanas);
- Dolor que se irradia al oído;
- Hinchazón en el cuello
- Dificultad para tragar asociada con tos o asfixia;
- Tos crónica y dolor de garganta (más de dos semanas);
- Dificultad para respirar
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